Si la mujer menstrúa cada 28-30 días es prácticamente seguro que tiene un ciclo ovulatorio, es decir, que ovula. Al tercer día del ciclo se realiza un análisis hormonal, que nos permite conocer si existe una reserva ovárica suficiente.
El “fallo ovárico oculto” (FOO) se caracteriza por la existencia de niveles séricos de la Hormona Folículo Estimulante (FSH) anormalmente elevados en condiciones basales (día 3º de ciclo). Muchas de las pacientes van a estar dentro del grupo de mujeres en edad reproductiva límite, por lo que es un factor fundamental en el estudio de estas pacientes.
Se ha demostrado que los niveles séricos de FSH predicen mejor la respuesta/reserva ovárica que la edad. Estas mujeres tienen reserva ovárica inadecuada, por lo que la existencia de una reserva ovárica normal o anormal es de importancia capital para el porvenir reproductivo de una mujer y, de hecho, la reserva ovárica insuficiente es considerada hoy como una causa más de esterilidad.
Nos permite comprobar que el semen es normal. Consideramos un seminograma normal cuando en el volumen de eyaculado normal tenemos 20 millones de espermatozoides por mililitro, con una movilidad útil (progresiva) del 50% (progresiva rectilinea de un 25% por lo menos) y una tasa de espermatozoides normales superior 15%.
Estudio del daño en el DNA del espermatozoide:
La calidad de la cromatina en el espermatozoide está siendo considerada como un nuevo parámetro de calidad seminal, con posible relación con la fertilidad del individuo. Existen evidencias que indican que la integridad del DNA espermático se relaciona con la fertilidad de una pareja y ayuda a predecir las oportunidades de embarazo y de éxito de éstos.
En concepción natural, diversos estudios indican un impacto significativo del daño del DNA espermático en la fertilización. Hay que señalar que la fragmentación del DNA no parece tener una correlación plena con ninguno de los parámetros clásicos de calidad seminal que se analizan para estimar la capacidad fertilizante de un individuo (número, movilidad y forma). Esto quiere decir que varones con el seminograma normal podrían tener un porcentaje de fragmentación de su DNA por encima de lo normal, por lo que estaría comprometida su capacidad fértil.
Por ello, se aconseja el estudio de la tasa de fragmentación de DNA espermático con el fin de tener una visión más completa de la calidad seminal y, por lo tanto, de capacidad fecundante de los espermatozoides.
El útero. La normalidad anatómica del útero puede ser facilmente comprobada en una ecografía transvaginal, histerosalpingografia -HSG- o Histeroscopia. Como suplemento ideal está la Laparoscopia, la cual permite la visión directa del contorno uterino. Los tres métodos van a ser complementarios en el diagnóstico definitivo de las dos patologías más importantes, la presencia de miomas y las malformaciones uterinas.
Los miomas pueden ser fácilmente identificados con el ecógrafo transvaginal, evaluar su localización exacta e incluso podemos, hoy en día, calcular con bastante precisión la relación entre los miomas y los vasos uterinos con el empleo del Doppler color; con lo cual se puede plantear, sobre una base racional aceptable, la conveniencia o no de la cirugía conservadora. Para hacer el diagnóstico diferencial entre el mioma y otras entidades – como pólipos – es esencial la Histeroscopia, además de ser una vía magnífica para resolver quirúrgicamente los accidentes orgánicos presentes en la cavidad uterina.
Una malformación uterina puede ser, también, fácilmente detectada mediante ecografía transvaginal. Sin embargo, el diagnóstico certero se hará a través de Laparoscopia pues ni la HSG, ni la Histeroscopia, van a ser definitivas para hacer el diagnóstico diferencial entre útero bicorne y un septo. En caso de confirmarse la presencia de un tabique uterino, la Histeroscopia va a ser definitiva en su resección, sin necesidad de recurrir a la Laparotomía.
Las trompas. La permeabilidad tubárica puede comprobarse únicamente mediante el empleo de sustancias líquidas añadidas a las técnicas de imagen que identifiquen el paso de las mismas desde la cavidad uterina hacia el exterior de la cavidad abdominal. Clásicamente, se han utilizado la HSG y la Laparoscopia.
Hoy en día, se utilizan diferentes medios líquidos junto a la ecografía transvaginal, en lo que se denomina Sonohisterosalpingografía, lo que nos ha permitido ganar bastante información sobre la vía tubárica; sin embargo, todavía no ha logrado suplantar a los otros métodos de análisis de la permeabilidad tubárica. La ventaja de la Sonohisterosalpingografía es que se puede realizar de forma ambulatoria por el propio ginecólogo, con escasos efectos secundarios y buena tolerancia por la paciente. Sin embargo, el contorno de las trompas que se alcanza con la HSG y la visualización directa de la salida de contraste coloreado más la observación de su entorno pélvico en la Laparoscopia, hace que éstos sean los dos métodos de elección para explorar las trompas.
El cérvix. Tanto la HSG como la ecografía son de ayuda para evaluar la amplitud del canal cervical. Casi todas las incompetencias que vemos son fruto de los legrados y no la causa de los abortos que llevaron a ellos.
La valoración de la capacidad funcional del cérvix se ha realizado tradicionalmente mediante el test post-coital que tiene una vigencia nula en la actualidad.